viernes, 22 de abril de 2011

"AFIRMANDO A LOS HIJOS"

AFIRMANDO A LOS HIJOS
1 Crónicas 22
Algunos padres muy a menudo repiten a sus hijos frases como: ¡Eres un bueno para nada! ¡Nada te sale bien! ¡Eres una tonta! Y muchas más por el estilo, con tal frecuencia e intensidad que los hijos terminan creyendo estas mentiras.
Por el contrario, hay padres que van afirmando a sus hijos con sus palabras, con ellas colaboran entre otras cosas, para la determinación de una visión de futuro satisfactoria.
David dedicó buen tiempo hablando con su hijo Salomón a cerca del grande reto que tendría que enfrentar una vez que tuviera que hacerse cargo del reino de Israel; incluyendo el asunto de la construcción del templo, que fue algo que David tocaría muy a menudo en sus conversaciones: “Y dijo David a Salomón: Hijo mío, en mi corazón tuve el edificar templo al nombre de Jehová mi Dios. Mas vino a mí palabra de Jehová, diciendo: […] no edificarás casa a mi nombre, […]. He aquí te nacerá un hijo, el cual será varón de paz, […] Él edificará casa a mi nombre. Ahora pues, hijo mío, Jehová esté contigo, y seas prosperado, y edifiques casa a Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti.” V. 7-11.
No solo David hablaba con Salomón de su futura tarea, sino también el joven Salomón veía que su padre trabajaba arduamente para reunir una gran cantidad de oro, plata, madera y otras cosas para ayudar a la construcción del templo, incluso estuvo preparando la mano de obra. También instruyó y animó a sus ministros para que apoyaran a Salomón para tan magnífico proyecto. Con todo esto, no había lugar a duda, el asunto del templo era muy serio y trascendental, por lo que el rey daba palabras de ánimo a su hijo: “Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes. […] Del oro, de la plata, del bronce y del hierro, no hay cuenta. Levántate, y manos a la obra; y Jehová esté contigo.”
De la manera en que David afirmó a Salomón podemos aprender muchas cosas, pero pensemos en esto:
• Si eres padre, que importante que afirmes a tus hijos, orientándolos en su misión, animándolos a afrontar los retos de la vida presente y futura. Recuerda que tus palabras son determinantes.
• Si eres hijo, aprecia los esfuerzos y la educación que te brindan tus padres. Si en ocasiones dicen cosas que te desaniman, no lo guardes en tu corazón, toma lo positivo.

Una de las cosas que agradezco a mi padre son sus palabras en cuanto a la educación: ‘no puedo dejarles casas, ni terrenos, pero si puedo heredarles una carrera’, ‘cuando entres a la universidad…’, ‘cuando seas profesionista…’, etc. Cosas como estas decía, no obligando ni condicionando, pero si con tal convicción e ilusión que todos mis hermanos y yo nos la creímos; ya que a la hora de elegir estudios, todos de manera natural escogimos y terminamos al menos una licenciatura.

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